largo y tranquilo otoño. vuelta a las rutinas, temperaturas agradables, luz tenue y paseos al caer de las hojas.
Ese tiempo del año puedes en mí contemplar cuando hojas amarillas, o ninguna, o pocas, cuelgan de esas ramas que tiemblan contra el frío. Desnudos coros arruinados donde recientemente cantaban los dulces pájaros: en mí ves el crepúsculo del día que tras el ocaso se va apagando en el poniente, al cuál poco a poco la negra noche se lleva, segundo yo de la muerte, que todo lo sella en el descanso: en mí ves la lumbre del fuego que sobre las cenizas de su juventud reposa como el lecho de muerte sobre el que debe expirar, consumido por lo que lo nutrió: esto percibes, lo que hace tu amor más fuerte, para amar bien lo que has de dejar en breve.(Soneto 73, W.Shackepeare)
¡sí, qué otra realidad! la de las predicciones funestas, el sonido de trompetas y el cabalgar de jinetes enfurecidos.¿será ya el final definitivo?¿a cuántos nos arrastrará con él? entre el rugir de truenos y vientos huracanados, el agujero negro está ahí, esperando sigiloso y desapercibido, viendo como nos arrastramos irremediablemente hacia él.
maría
No hay comentarios:
Publicar un comentario