jueves, 9 de diciembre de 2010

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PERSONAJE DE LAS FRUTAS
 
 
Nunca hay que creerse el propio discurso, se dijo a sí mismo el juez. Es el principio del fracaso. Sin embargo, peor te irá si no te lo creen.
Para descubrir las intenciones hay que tener paciencia y cierta generosidad, me estoy refiriendo a las intenciones de un pintor con su obra.
Si pudiéramos introducirnos en una pieza de museo; ¿qué comentarían las tres gracias entre sí?, ¿Se disputarán los admiradores, los onanístas secretos, los vigilantes adormilados? ¿Se taparán púdicamente cuando entran en la sala los niños?.
En ciertos cuadros que solemnizan una batalla, los encargados de la limpieza han llegado a recoger litros de sangre que se derraman por la noche. Si no me cree, observe cuando tenga ocasión, la diferencia de color del suelo que delimita los laterales del cuadro con el resto de la sala. Al menos tendrá una distracción añadida en éstos mausoleos. Si ha tenido la oportunidad de mirar de frente a la Gioconda habrá notado que es un travestido de la época, de ahí su sonrisa iónica y nada misteriosa, si sigue mirándolo con insistencia oirá su carcajada.
Al personaje no le gusta la fruta, lo sé.

jlf

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