lunes, 27 de diciembre de 2010

POPETS ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Plato irrealizable por lo ilegal.

Vaya a la Costa Brava hacia junio, trabájeselo y convenza a algún pescador que le venda un kilo de popets (pulpitos diminutos, no admita ninguno que sobrepase el tamaño de un garbanzo) naturalmente vivos.

Lléveselos a casa en una bolsa de plástico con su propia agua de mar para conservarlos vivos

Prepare tres cuencos.

En el primero pone un diente de ajo majado con una cucharita de perejil, desleído con dos cucharas de aceite de arbequinas, añada 100 cc. de vino blanco del Penedés, bátalo con un tenedor hasta casi conseguir una emulsión y cogiendo con la mano unos 400 gr. de  pulpitos vivos mézclelos con este adobo.

En el segundo pone un tercio de cerveza Estrella y le añade otros 400 gr. de pulpitos vivos.

En el tercero echa agua de mar, dos cucharadas de copos liofilizados de atún ( Katsuobushi, de venta en las mejores tiendas) y le añade los 200 gr. de pulpitos vivos que le quedan.

Cuando haya pasado media hora prepara dos sartenes, una seca, la otra con abundante aceite, de arbequina,.

En la sartén seca pero calentita vuelca el primer cuenco de pulpitos escurridos, los tapa y los remueve en círculos para que se salteen,
En cualquier cacharro pone unos 200 gr. de harina de trigo duro del tipo que se usa en Andalucía para rebozar, Saca los pulpitos escurridos del segundo cuenco, y los mezcla con la harina, lo vuelca todo dentro de un colador de rejilla lo agita y sin salpicar los deposita suavemente en la sartén con su aceite casi hirviendo.

Mueva la sartén seca, destápela y sin dejar de mover espere a verlos de un bonito color rosado. Vuélquelos en una fuente de servicio.

Saque rápidamente con la espumadera los pulpitos fritos y deposítelos encima de los cocinados.

Compruebe que sus invitados están sentados en la mesa y en actitud de empezar a comer.

Saque los pulpitos vivos del tercer cuenco, escurridos pero sin apretarlos, seguirán vivos y contentos (lo que mas les gusta es el atún liofilizado) y distribúyalos por encima de los otros.

Se comen inmediatamente con palillos, nunca con tenedor.

El sabor tradicional que estará tibio, el crujiente muy caliente y el crudo en inquietante movimiento componen un bocado que reúne en sí mismo a Platón, Atapuerca y Levi-Strauss

Alexanco

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