viernes, 11 de febrero de 2011

SAN BORONDON:::::mas.

Hay que ponerse en la posición del otro para entender el sufrimiento.

                             Que mal gusto tiene a veces la muerte con los que tenemos problemas con las fechas y la cronología; podría elegir un día para los desmemoriados. Sin embargo se regodea en disponer del único que no puedes olvidar: el de los recuerdos más tiernos y señalados.

                             La búsqueda del cuaderno azul ha sido infructuosa; esta mañana se ha despertado con la sensación de haberlo encontrado en sueños, de conocer el sitio exacto donde lo dejó, incluso de haber resuelto el enigma que sugiere o mejor dicho, que desenreda las claves de lo que ocurrió hace años, y tanto desasosiego generó, amén de los accidentes y desgracias que siguieron por haber deseado descubrir una isla dudosa para unos y real para otros.

                             Tengo la certeza de esa realidad, porque vi el cadáver, sereno y sin gestos de dolor; lo vi reposando sobre una mesa de acero, impecablemente vestido, como lo encontraron al mediodía, unas horas después de que su reloj de pulsera se hubiera parado. Los relojes se paran en los relatos; a los relojes no les gusta trabajar con muertos, se sienten inútiles, la prueba es que recuperan su movimiento inmediatamente en los brazos de un vivo. J.L.F.

No hay comentarios:

Publicar un comentario